Un estudio dirigido por Dan Kahan, profesor de Derecho de la Universidad de Yale, ha llegado a la conclusión que la política y las matemáticas son incompatibles. Tanto que nuestras pasiones políticas pueden incluso socavar nuestras habilidades más básicas de razonamiento. Kahan y su equipo, en su mayoría psicólogos, encontraron que cuando se trata de cuestiones controvertidas o, si la ideología política está en juego, la capacidad de las personas para hacer correctamente una operación de matemáticas se ve afectada por sus creencias.
El estudio, que contó con 1.111 participantes, tuvo un ingenioso proceso. Al principio, se les preguntó a los voluntarios por sus creencias políticas, y también se les realizó un cuestionario diseñado para medir su capacidad de razonamiento matemático. Después, expusieron una serie de datos y los contextualizaron en dos temas completamente distintos: uno aséptico, consistente en un falso ensayo clínico de una crema para la dermatitis y otro con una fuerte carga política que trataba sobre la posesión de armas.
Si bien ambas investigaciones estaban planteadas de la misma forma, la respuesta ante cada una de ellas fue radicalmente distinta. En el primer caso, el de la crema, una mayor proporción de examinados fue capaz de interpretar correctamente los datos, mientras que en el segundo hacían mejor las cuentas aquellos a los que favorecía en su postura política.
[image id=»61693″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Imagen: los cuatro escenarios del problema presentados en el estudio
Los demócratas liberales lo hicieron casi a la perfección cuando la respuesta correcta era que ‘la prohibición de portar armas disminuye la delincuencia’ (versión C del experimento), un resultado acorde con su ideario a favor del control de armas. Pero demostraron hacerlo mucho peor cuando la respuesta correcta era que ‘aumentaba la delincuencia en las ciudades que promulgan la prohibición’ (versión D del experimento) .
Ocurría lo contrario con los republicanos conservadores: lo hicieron genial cuando la respuesta correcta era que ‘la prohibición no funciona’ (versión D), pero mal cuando la respuesta correcta era que ‘sí lo hace’ (versión C).
Según la matemática Clara Grima, con quien comentamos los resultados del estudio dirigido por el profesor de Yale: «lo que nos viene a decir es que en la interpretación de dichos datos gran parte de la población se muestra insegura y, por tanto, cuando es algo que no afecta a sus posición política, el análisis se ve menos influenciado por otros elementos que sí aparecen en el caso del contexto político».
¿Será esta la razón por la que los políticos no son capaces de equilibrar un presupuesto?
Redacción QUO