Con motivo del estreno de Gravity, el film de Alfonso Cuarón, nos pusimos en contacto con el único astronauta español que ha vivido en el mismo entorno extremos en el que suceden las mejores escenas de la película: Miguel López Alegría.Este astronauta de origen español, es la segunda persona que más actividad extravehicular (EVA, salir de la nave para realizar reparaciones, observaciones o experimentos) ha realizado en toda la historia. En diez misiones ha completado más de 67 horas en contacto directo con el infinito. “La primera vez que salimos hubo momentos de gran intensidad. Pese a que el entrenamiento en agua es constante y las sensaciones que se consiguen son muy fieles, es imposible no asombrarse al estar allí. Lo que sucede es que tenemos una misión y debemos estar concentrados. Es como si estuvieras en una terraza con unas vistas únicas, con un cigarro, una copa de cognac…y no pudieras disfrutar del todo”.
Una de las situaciones recurrentes de la película (tranquilos, no vamos a destripar nada del argumento) es que constantemente se pide autorización para todo. Aún para los rescates. “Es cierto – responde López Alegría – en todo momento hay que informar de lo que se hará fuera de la Estación Espacial Internacional (ISS). En una ocasión, por ejemplo, un compañero de estación ruso propuso un experimento para saber qué sucedería si jugábamos al golf en el espacio. Llevamos un palo de golf, pero la Nasa no nos autorizó a usar una pelota reglamentaria. Existe el peligro de que nos la volvamos a encontrar en la siguiente órbita y dañe algún dispositivo (la ISS gira alrededor de la Tierra a una velocidad superior a los 27.000 km/h). Así que tuvimos que usar una pelota de ping pong, atar una cuerda al palo de golf por si se soltaba de las manos y lo hicimos. Yo debía sostener el tee, que en lugar de ser una pequeña pieza de madera, era un muelle cónico y mi compañero debía darle a la bola. Fue, probablemente la operación más compleja que viví en la NASA – se ríe irónicamente – sostener un muelle de unos centímetros con unos guantes enormes y un traje aparatoso mientras intentaba evitar que me dieran un golpe con un palo de golf y me lanzaran a mi.”.
¿Y si eso ocurriera?, le pregunto. ¿Cuales son los protocolos de la Nasa para una emergencia? “Es muy difícil que algo así ocurra – explica López Alegría -, contamos con cables reforzados de un centímetro de diámetro que nos unen a la nave. Pero si por alguna circunstancia llega a suceder, contamos con una mochila dotada de 24 impulsores, cuatro por cada dirección, que nos permitirían regresar a la nave. Nunca se ha usado en casos de emergencia…pero yo la he probado y funciona perfectamente.”
La primera misión de la mochila es estabilizar al astronauta y luego acercarlo a una situación de seguridad. Está equipada con un gas que actúa de propulsor…pero solo durante unos minutos. “Si necesitamos más tiempo es que estamos perdidos – agrega López Alegría- . Por ello nos entrenamos en su funcionamiento con simulaciones de realidad virtual. El último test es estabilizarse mientras se está rotando sobre un eje a 30º y a una velocidad de 1 metro por segundo…Las velocidades que experimentan los astronautas, según pude ver en el trailer son demasiado extremas. Un movimiento brusco puede hacerte girar pero llegar a esas velocidades es muy difícil.”
Pocas semanas atrás, el astronauta Luca Parmitano, actualmente en la ISS sufrió una emergencia: su casco comenzó a llenarse de agua. No podía comunicarse y fueron necesarios varios minutos de angustia para que volviera a la estación y se desprendiera del casco. Le pregunto a López Alegría si alguna vez vivió alguna situación de emergencia. “Por suerte no – me responde-. La mayor emergencia que tuvimos fue cuando una nave de suministros, al llegar a la ISS intentó acoplarse y una antena que debía plegarse no lo hizo y quedó pegada contra la nave. Debido a que en el desatraque podía ocurrir algo, debíamos salir y cortar la antena. Pero esto sucedió en noviembre y lo arreglamos en febrero.”
En total López Alegría ha pasado 257 días en el espacio, 215 de ellos seguidos. Hoy, retirado de la NASA es el presidente de la Commercial Spaceflight Federation, una organización que reúne a las principales empresas que buscan hacer de los viajes espaciales una realidad mucho más accesible. “El año que viene serán los primeros viajes al espacio para turistas. A partir de ese momento, el desarrollo de la tecnología, la frecuencia de los vuelos y las diferentes compañías, harán que los precios desciendan y convertirse en un “astronauta” sea más económico”.
Puede que en 15 años se convierta en algo mucho menos exótico y oneroso, como sucedió con la tecnología móvil y cuando suceda y los paseos extravehiculares sean frecuentes, habrá que recordar que un español fue uno de los pioneros.
Juan Scaliter