Europa, una luna de Júpiter, está considerada uno de los lugares del Sistema Solar con mayores probabilidades de albergar vida. Entre las hipótesis de quienes así lo creen se baraja la posibilidad de que sus ingredientes llegaran allí a bordo de un cometa o asteroide que chocara contra su superficie. Ahora, un reciente descubrimiento de la NASA viene a prestarle fuerza.
Al analizar varias imágenes tomadas por la sonda Galileo nada menos que en 1998, Jim Shirley, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), y sus colegas han descubierto unos minerales parecidos al yeso llamados filosilicatos. Su distribución indica que podrían proceder de un cuerpo que impactara contra el suelo en un ángulo de unos 45º. Y normalmente, los cuerpos celestes que llevan filosilicatos también transportan materiales orgánicos. Ahora solo hace falta saber si los dejaron en Europa, en qué zona de ella están y qué probabilidades hay de que se combinen para generar un cóctel viviente.
Pilar Gil Villar