Comunicándonos con la Vía Láctea

Cualquier señal que atraviese la atmósfera viaja por el espacio a la velocidad de la luz. Cada año alcanzan 106 estrellas y 44,4 planetas. 

El impacto de nuestras comunicaciones en la Vía Láctea es todavía pequeño, aunque haber llegado  a 8.531 estrellas y a 3.555 planetas parezca mucho. La primera comunicación humana que logra atravesar la atmósfera: Hitler comentando la inauguración de los JJ.OO. de Berlín (1936). Dentro de 1.500 años, la voz de Hitler habrá llegado a la mitad de los planetas habitables  de la Vía Láctea.

Puede que los extraterrestres no detecten los comentarios racistas humanos porque la señal se hace cuatro veces menos intensa cada vez que dobla la distancia recorrida.

Las 14.000 firmas de la vida

Cada microorganismo del pantone biológico de esta fotografía produce una mezcla de gases única, como su color. Cuando los gases se estabilizan en una atmósfera, pueden detectarse y convertirse en un indicio del tipo de vida que podría medrar en su planeta. 

La investigadora del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Sara Seager ha demostrado que la tarea no es sencilla: ha hecho una lista de 14.000 compuestos de origen biológico que podrían ser signos de vida.

 

A la caza de nuevos mundos

Acuciados por el asombroso aumento de inscripciones en el censo de mundos similares a la Tierra, los astrónomos se han convertido en una cuadrilla internacional de cazadores de planetas.

Su tarea será más sencilla a partir de 2018, gracias al telescopio espacial James Webb (JWST, por las siglas en inglés), un proyecto conjunto de EE.UU., Europa y Canadá. Entre otras cosas, esta innovadora plataforma científica, que debe su nombre al segundo administrador de la NASA, buscará en las estrellas cercanas nuevos planetas parecidos a la Tierra. Podrán saber dónde están analizando el leve descenso de luminosidad que muestra su estrella cuando orbitan entre ella y el telescopio, un momento que en la jerga científica se conoce como tránsito.

Al mismo tiempo, el JWST estará en condiciones de analizar las atmósferas de estos planetas para conocer de qué gases están compuestas y será el primero en poder determinar fehacientemente si hay agua en alguna de ellas. 

La estrella más extraña de nuestra galaxia

Si un objeto tapa una estrella periódicamente, es porque orbita a su alrededor. Si chupa alrededor del uno por ciento de toda su luminosidad, probablemente sea un planeta. Pero la estrella KIC 8462852, a 1.400 años luz de nosotros, parpadea sin un patrón predecible, perdiendo hasta un 20 por ciento de su luminosidad. Nadie sabe qué es, y en internet arrasa la teoría de que sea una megaestructura alienígena.

Podría ser una esfera de Dyson, colocada para captar la energía de la estrella. 

Preparando el viaje imposible

Para ver el planeta similar a la Tierra más cercano a nosotros, un telescopio apunta a la estrella vecina Alfa Centauri, porque viajar y comprobar si alberga vida es imposible con la tecnología disponible. Pero quizá sí pueda mandarse una flota de nanosatélites que lleguen en 20 años y nos manden imágenes del nuevo mundo. 

Es la idea del proyecto Breakthrough Starshot, apadrinado por celebridades como Stephen Hawking y financiado por el inversor ruso Yuri Milner:

1. Un cohete lanza miles de nanonaves al espacio

2. Un conjunto de láseres impulsan los nanosatélites a 60.000 km por segundo, el 20 por ciento de la velocidad de la luz.

3. Cada nanonave tardaría 20 años en llegar a Alfa Centauri

4. Las imágenes que enviaría nos llegarían en 4 años.