La llamada paradoja de Fermi plantea una contradicción existente entre las estimaciones que calculan que hay altas probabilidades de la existencia de civilizaciones extraterrestres, y el hecho de que no hayamos encontrado la menor evidencia de ellas. Y, ahora, un físico ruso llamado Alexander Berezin, ha propuesto una curiosa hipótesis para explicar porque hasta la fecha no hemos hallado vida extraterrestre. Y las conclusiones de la misma son bastante sombrías.

Berezin explica que hay un límte de distancia a partir del cual no podríamos detectar ninguna señal de otras formas de vida. Y lo ha bautizado Umbral A. Y para que una hipotética civilización extraterrestre pudiera emitir esas señales que pudieran ser detectables, tendría que expandirse hacia dicho umbral. Y ahí radica el problema.

Porque en esa expansión, los extraterrestres podrían acabar involuntariamente con cualquier forma de vida que encontrasen en su camino. Para entenderlo, el físico pone el ejemplo de los trabajadores que arrasan un hormiguero mientras construyen una autopista.

¿Eso significa que nosotros somos las hormigas?

Pues no. tal y como explica Berezin, si nosotros fueramos las hormigas ya habríamos sido destruidos. Eso significa que nosotros somos, casi con total seguridad, los primeros que estamos iniciando la expansión hacia el espacio. Y que, por tanto, seríamos quienes destruyésemos ese hipotético hormiguero extraterrestre. O, lo que es lo mismo, que es probable que pudiésemos destruir otras formas de vida sin ser siquiera conscientes de ello.

Curiosamente, algo similar propone la novela Guía del autoestopista galáctico. Solop que en ella nosotros eramos las víctimas.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López