¿Qué puede unir a Leonardo da Vinci con el espacio exterior? Y más aún, con la tecnología tan avanzada que la ciencia ha desarrollado, ¿de qué manera pueden llegar a ser útil sus conocimientos del siglo XV trasladados al XXI? La respuesta es: fuente de inspiración. Medio milenio después de que muriera, los científicos han visto en su forma de estudio una dinámica que poder aplicar a investigaciones actuales sobre la búsqueda de vida en otro planeta.

Dentro las numerosas actividades que desarrollaba el polímata italiano estaba la de ser científico. Y tras analizar durante un tiempo lo surcos de conchas petrificadas, acabó llegando a la conclusión de que fueron antiguos organismos los que las llevaron a cabo. En la actualidad, el investigador de la Universidad de Módena, y autor principal de esta teoría, Andrea Baucon, explica que “Leonardo entendió la naturaleza biológica de las perforaciones basándose en su forma y no en su bioquímica”. Algo que quiere llevar él acabo como guía para reconocer con mayor facilidad estas huellas del tiempo en restos que consigamos obtener de otros planetas o de imágenes que nos lleguen desde allí.

Baucon está especializado en ello, en estudiar las huellas que deja el paso de los años en la vida de un planeta, analiza los surcos, los senderos, las líneas, de manera que pueda marcar una edad a un fósil o a un objeto tan solo viendo su desgaste, la forma de su deterioro. Incluso identificar qué tipo de organismos pudieron llevar a cabo esos cambios en un terreno (teniendo en cuenta otra variables como temperatura, presión atmosférica…) Y, ¿cómo aplicarlo a la búsqueda de rastros extraterrestres? Baucon y su equipo plantean, por ejemplo, analizar los senderos y madrigueras serpenteantes, ya que aseguran que es una manera eficiente para que los organismos busquen alimento: “Los guardabosques buscan huellas en la nieve para determinar la presencia de animales escurridizos como el lince, así que las huellas funcionan para criaturas que van desde organismos microscópicos hasta dinosaurios grandes. ¿Por qué no hacer lo mismo con pistas alienígenas, con surcos y madrigueras?»

Lo que está claro es que el abanico es muy amplio y las teorías son muchas. Las cuales van desde que pudo haber agua en Marte, a la posibilidad de encontrarnos con lunas congeladas más allá de nuestro sistema solar, algunas de las cuales tendría géiseres de agua.

Fuente: Seeker

Alberto Pascual García