Michael Levin no es miembro del equipo de los X-men… ni falta que le hace. El biólogo y Director del Centro de regeneración y desarrollo biológico de la Universidad de Tufts (Medford), ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar cómo las señales eléctricas viajan entre las células en el cuerpo. Según Levin podríamos usar esas señales para programar nuestras células con el fin de regenerar nuestros brazos, piernas e incluso nuestra cara, cuestión con la que probablemente no simpaticen los cirujanos plásticos, pero que sería toda una revolución en medicina regenerativa.
La investigación de Levin, recogida en Matter por Cynthia Graber, empieza así: «un futuro en el que los seres humanos se regeneran y hacen crecer partes del cuerpo perdidas o enfermas parece un espejismo. Pero ¿por qué? Después de todo, muchas especies pueden realizar la tarea con facilidad» la regeneración es ciencia ficción en el ser humano pero no en otros niveles de la organización biológica. El proceso de regeneración de extremidades faltantes ha sido observada en muchos organismos. Salamandras, ajolotes, cangrejos, gusanos y estrellas de mar son algunos ejemplos. «Incluso algunos mamíferos tienen una capacidad regenerativa limitada: cada año, los renos regeneran sus astas.»
En cuanto a esto, los humanos tenemos una espinita clavada. «Si un niño recibe un corte limpio en la yema del dedo su punta vuelve a crecer, pero esta capacidad desaparece a los 12 años». Cómo olvidar la leyenda griega de Prometeo, el dios que fue condenado a tener un águila comiéndole el hígado cada día. Más por desgracia que por suerte Prometeo era inmortal, por lo que después del banquete del depredador, el órgano volvía a crecerle como por arte de magia. Aunque lo cierto es que no es magia, sino que esta leyenda contiene algo de verdad fisiológica: si nosotros perdiéramos parte de nuestro hígado, éste se repararía a sí mismo. La mayoría de nuestros órganos, en mayor o menor medida, hacen el intento.
Pero de nuestros órganos a nuestras extremidades hay años de investigación para encontrar un proceso que convierta la ciencia ficción en realidad ¿os imagináis que pudiéramos regenerar tras un accidente el tejido retiniano o incluso el ojo completo? Sin lugar a dudas las personas con un miembro amputado estarían expectantes ante la opción «tan sencilla» de recuperar sus extremidades. Michael Levin no lo considera una idea descabellada. Piensa que podrían estar cerca de encontrar el camino para que todos podamos ser como Lobezno, humanos actualizados a una nueva versión en la que podemos regenerarnos y ser dueños de las transformaciones de nuestro cuerpo.
La periodista científica autora del artículo, Cynthia Graber, ha recibido gracias a este brillante trabajo el Premio de Periodismo del Instituto de Física-STFC. Si manejas bien el inglés te recomendamos que leas el reportaje «Electric Shock» al completo.
Redacción QUO