Se le conoce como 67P o Churyumov-Gerasimenko. Es el cometa de destino de la sonda Rosetta, hoy 12 de noviembre, despliega un módulo para que aterrice en un superficie y, durante unos días, recoja datos sobre su composición y los efectos de la cercanía al Sol.

Lo que no esperaban los encargados de la misión, era que el cometa los recibiese cantando. Pero cuando Rosetta se hallaba a 100 kilómetros de distancia, el pasado mes de agosto, detectó un patrón de oscilaciones en el campo magnético que lo rodea. Como su baja frecuencia los hace inaudibles para el oído humano, los responsables del Consorcio de Plasma de Rosetta (RPC), como se llama el conjunto de 5 instrumentos que lo detectó, han tenido la gentileza de ampliarla nada menos que 10.000 veces, grabarla y ofrecérnosla así:

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Aunque sospechan que el fenómeno se produce cuando las partículas neutras que se desprenden de la superficie de 67P se cargan de electricidad en el espacio, el investigador principal del RPC, Karl-Heinz Glaßmeier, reconoce que “es completamente nuevo para nosotros” y siguen investigando los mecanismos que lo producen.

Será solo uno de los misterios que podremos descifrar si la misión de Rosetta llega a buen fin. De momento, a las 16.34 de la tarde (hora peninsular), el módulo Philae debería llegar a su superficie y anclarse a ella. La maniobra reviste una dificultad extraordinaria. Para darnos una idea, Art Chmielewski, el director de la misión en Estados Unidos, explica que “el cometa se moverá 40 veces más rápido que una bala disparada, mientras gira, expele gas y recibe a Rosetta con una superficie plagada de montículos, grietas, desniveles y es posible que metros de polvo”.

Cuando el agotamiento de las baterías no permita a Philae enviar más datos a la sonda, será Rosetta la que acompañe a 67P en su acercamiento máximo al Sol. Según los planes actuales, seguirá orbitándolo hasta finales de 2015 para proporcionarnos datos que puedan decirnos, entre otras cosas, si el agua y los componentes básicos de la vida pudieron llegar hasta nosotros en un asteroide similar a él.

Pilar Gil Villar