La respuesta está en esa evidente hilera de placas óseas que les recorre de la base de la cabeza a la punta de la cola, y que en algunos individuos eran largas y estrechas y en otros cortas y amplias. Nadie sabía por qué. Hasta que el estudiante de la Universidad de Stanford Evan Saitta se puso a analizar los, al menos, cinco ejemplares de Stegosaurus mjosi de los yacimientos de Montana y Wyoming (EEUU). En ellos se encontraban por primera vez los dos tipos de placas, que él ha interpretado como una marca para distinguir machos y hembras, según explica en un artículo de la revista PLoS ONE. Pro no sabe qué tipo corresponde a cada sexo.

Para llegar a esa conclusión, Saitta fue descartando otras hipótesis, como que esos huesos marcaran la pertenencia a especies distintas, procedieran de diversas partes de un mismo animal o indicaran un período del crecimiento. Esto último quedó descartado porque todos presentaban indicios de vasos sanguíneos que regaban su interior y que, según se descubrió en 2011, solo aparecían con la madurez sexual. Así pues, todos los individuos habían llegado a ella, aunque según los patrones de crecimiento de sus huesos, algunos eran más jóvenes que otros. En cuanto a la función de semejante cresta, Saitta cree que podría ser múltiple. Una de las opciones la consideraba un instrumento para dilucidar a palos conflictos amorosos entre machos. Sin embargo, para tal fin habría sido mucho más lógico que la evolución diera una forma distintiva a los agudos pinchos del extremo de su cola. Por tanto, es más probable que simplemente las exhibieran ante sus cortejadas, de forma similar a lo que hacen los pavos reales con su cola en abanico. Pero ¿y ellas? La hipótesis de Saitta les atribuye una función defensiva ante posibles depredadores y, en ese caso, sería lógico pensar que ellas llevaran las placas más largas y puntiagudas y ellos las achatadas.
Es una de las cuestiones por dilucidar en el futuro, así como la presencia de otros elementos que permitan reconocer el sexo en individuos de otros grupos de dinosaurios no avianos (todos menos las aves).

Redacción QUO