Los neurocientíficos siempre han pensado que los recuerdos debían durar tanto como las conexiones entre neuronas (llamadas sinapsis). Pero hasta ahora ningún investigador había asumido el reto de comprobarlo. Mark Schnitzer, profesor asociado de biología en la Universidad de Standford, ha capitaneado a un equipo de investigadores con el fin de averiguar cuánto había de cierto en esta teoría.
No ha sido nada fácil. Estudiar el hipocampo, que es el lugar donde nuestro cerebro almacena los recuerdos episódicos, es como sumergirse en el centro de la tierra, ya que es una región tan profunda y con unas capas de neuronas densamente empaquetadas, que resulta muy complejo supervisar la longevidad de las sinapsis. Aprovechando las herramientas de microscopía que su propio laboratorio ha desarrollado, Schnitzer fue capaz de llegar hasta las conexiones neuronales de varios ratones y monitorizarlas. En el caso de los roedores, como ya se sospechaba, las sinapsis duraron 30 días. «El hecho de que la comunidad haya creído en esta teoría durante mucho tiempo no implica que fuese correcta», explica Schnitzer en Nature. Ahora que ésta ha sido validada, su técnica podría abrir nuevas áreas de investigación sobre los recuerdos, como por ejemplo «cómo gestiona nuestro cerebro la memoria en situaciones de estrés o enfermedad«.
Cuando los ratones aprenden una nueva tarea que requiere la memoria espacial, ésta se almacena durante un mes en el hipocampo (en los seres humanos es algo más duradera). Si los ratones se someten a una cirugía en este área cerebral en ese mes, pierden la memoria. Si, en cambio, la cirugía se produce pasado ese mes el ratón conserva los recuerdos que ha almacenado en el hipocampo. Esto ocurre porque la memoria se traslada a otra zona del cerebro conocida como neocórtex. «La idea es que los recuerdos se van moviendo poco a poco por todo el cerebro», explica Schnitzer. «El neocórtex es un lugar donde los recuerdos se almacenan a largo plazo, mientras que la evidencia indica que los recuerdos se quedan en el hipocampo del ratón sólo un mes».
Según explica el investigador principal, el trabajo confirma cómo el cerebro almacena los recuerdos. Utilizando las mismas técnicas, los científicos pueden investigar ahora otros aspectos interesantes: cómo se forman los recuerdos y saber cuándo se pierden las conexiones entre las neuronas. Algo que nos ayudaría a avanzar en la lucha contra el alzheimer.
Fuentes:
neurosciencenews.com | nature.com |
Redacción QUO