Finalmente la extraña forma del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, comparada con un patito de goma que vaga por el sistema solar, ha encontrado su razón de ser. Así lo afirma un grupo de científicos liderados por Matteo Massironi, geocientífico de la Universidad de Padua, Italia, en un artículo publicado en la revista Nature.
El perfil de este cometa había resultado ser un enigma para los científicos e investigadores, pero el equipo de Massironi resolvió la incógnita. Después de analizar centenares de imágenes de la ESA, tomadas por la sonda Rosetta, Massironi afirma que se trata en realidad de dos cometas que impactaron uno contra el otro y se fusionaron, de ahí su extraña silueta. Las secciones, formadas por un centenar de capas de material acumulado, están unidas por un “cuello”. La parte más grande, el cuerpo del patito, tiene capas de 650 metros de grosor y son muy diferentes de aquellas que se encuentran en la otra sección. Para examinarlas se utilizó un modelo 3D que señaló en qué dirección se acumulaban las capas. También examinaron la fuerza y la dirección de dichas acumulaciones. Orto factor que resultó clave fue observar cómo la gravedad había actuado en estas capas, que se forman en un ángulo recto respecto a la fuerza gravitatoria.
Todo ello les llevó a deducir que se trataba de dos cuerpos independientes que en el pasado, se unieron debido a una colisión. Esta fue la primera prueba de que las dos secciones eran independientes – confirma Massironi –: ver cómo las capas se inclinaban en direcciones opuestas cerca del cuello del cometa”.
Toda esta información servirá para saber más acerca del proceso de formación de los cometas y cómo se acumula el material en ellos.
Juan Scaliter