En los años 1960, los científicos comenzaron a utilizar cerdos pequeños (de adultos no sobrepasaban los 100 kilos) para investigación en los campos de la farmacología y la toxicología. De pequeños estos animales constituían unas mascotas ideales debido a su tamaño y por ello en dos décadas se comenzaron a vender como animales de compañía. El problema es que muchos dueños se encuentran con un cerdo adulto de más de 100 kilos en su casa cuando pasa el tiempo, ya que este animal no constituye una raza y no todos los cerditos adorables de pequeños, mantienen un peso y un tamaño micro cuando crecen.
Ahora, expertos chinos del Instituto Genómico de Pekín (BGI por sus siglas en inglés) han recurrido a manipulaciones genéticas para asegurarse de que mantengan su aspecto de peluche para siempre y no sobrepasen los 15 kilos. El estudio ha sido publicado en la revista Nature. Inicialmente habían sido concebidos como modelos para enfermedades humanas, ya que fisiológicamente están mucho más cerca de los humanos que las ratas, pero esta semana el BGI anunció que los venderá al público. Y por la módica suma de 1.200 euros uno puede hacerse con uno de ellos.
Para conseguir esto, los expertos clonaron cerdos de la raza Bama, que de adulto no alcanzan más de 50 kilos, a partir de células del feto. Pero antes, mediate una técnica de edición genética, para anular la hormona del crecimiento. Si las células no tienen este receptor, no reciben la orden de crecer y permanecen pequeños.
Pero antes de comprar uno, habría que ejercitar un poco de cautela. Se trata de animales modificados genéticamente hace muy poco. No se sabe cuál será su tasa de supervivencia ni se conoce cómo reaccionará a una alimentación o si su flora bacteriana puede tener interacciones poco recomendables para los humanos. Y, en cuanto a la logística, también se desconoce cómo y cuándo comenzarán a enviarlos.

Juan Scaliter