Los científicos están perplejos. Al analizar el genoma de un microorganismo descubierto recientemente, Jonathan Zehr, de la Universidad de California en Santa Cruz (EEUU) y sus colegas se han encontrado con que este ser carece de los genes necesarios para realizar la fotosíntesis. Este proceso permite a las cianobacterias (el grupo en el que se le había clasificado) obtener azúcares de las moléculas de agua y dióxido de carbono.
De esta forma, se abre la incógnita de cuál será su fuente de alimentación, sobre todo teniendo en cuenta que dicha bacteria es muy abundante en los océanos. A cambio, el “bichito” posee una valiosa y rara habilidad: la de fijar nitrógeno. Esta sustancia constituye uno de los elementos esenciales para los seres vivos, pero la mayoría de nosotros no podemos utilizarlo en estado puro, sino asociado a otras moléculas.
Teniendo en cuenta estas dos características, los científicos sospechan que el nuevo microbio podría llevar una vida de intercambio simbiótico. Podría existir asociado a otros seres que le aportaran carbono y suministrarles a su vez el nitrógeno que necesitan.
Tras publicar su descubrimiento en la revista Science, Zehr se dispone ahora a investigar la veracidad de esta hipótesis, así como su efecto sobre la ecología marina.
Pilar Gil Villar