El devastador incendio que está sufriendo la región de Alberta, en Canadá, y que ya ha sido calificado como el peor de la historia de este país, ha entrado ya en su segunda semana. Y las autoridades aseguran que puede que se tarde más de un mes en extinguirlo del todo. Por eso, dada la imposibilidad de acabar con él, los bomberos y los equipos de emergencia se concentran en tratar de mantenerlo lo más alejado posible de los núcleos urbanos. Pero, ¿por que es tan complicado apagar un fuego como éste?
Se suele decir que hay garantía de que se produzca un incendio devastador cuando se da el llamado 30-30-30- Una temperatura superior a 30º centígrados, una humedad inferior al 30%, y vientos con una velocidad superior a los 30 kilómetros por hora. Y en Canadá se ha dado esa conjunción de factores adversos. De hecho, los vientos que soplan en la zona afectada por el fuego superan los 60 km/h. Eso ha hecho que el fuego se propague rápidamente por vía aérea, a través de las copas, a una velocidad que supera los 70 metros por minuto. Por otra parte, las temperaturas en esa región ya han alcanzado los 30 grados, algo bastante insólito en esta época del año, lo cuál, unido a que la madera de los bosques estaba muy seca, ha contribuido a crear un escenario propicio para un fuego tan devastador. A lo anterior hay que sumarle que la mayor parte de la región arrasada por las llamas está formada por bosques de coníferas, que son menos resistentes a la acción del fuego.
Pero hay más motivos. Tal y como se explica en el manual sobre extinción de incendios forestales de Protección Civil, el terreno montañoso favorece la propagación del fuego, ya que este se extiende a más velocidad cuando sube por las laderas. El motivo es que la radiación que emite el fuego va calentando la vegetación de las zonas superiores y haciendo que ardan con más facilidad. Pero, además, las cañadas que se forman entre los montes son el conducto ideal para extenderse como en una tubería o chimenea. Por otra parte, las propias condiciones del terreno impiden que los equipos de emergencia puedan moverse con facilidad para enfrentarse al fuego.
Para empeorar las cosas, los grandes incendios en los que el fuego se transmite por las copas, solo pueden atacarse de manera indirecta. Según el manual de Protección Civil, se denomina ataque directo a actuar sobre las llamas con agua, productos químicos, etc, para tratar de tener la cabeza del incendio, que siempre es la que avanza más rápido.
Pero la gran velocidad a la que se propagan estos fuegos hace que los miembros de los equipos de extinción estén constantemente expuestos al peligro que suponen las llamas, el humo y las elevadas temperaturas que se generan. Por eso se recurre al llamado ataque indirecto, que consiste en crear cortafuegos o zonas de seguridad desde las que poder ir diezmando el poder del fuego. El problema, una vez más es que la velocidad de propagación de las llamas puede ser superior a la que desarrollan los bomberos y agentes forestales en su trabajo.
Parece ser, por tanto, que en el caso de Canadá han confluido casi todos los factores que hacen que un incendio se convierta en un infierno. Por eso, las autoridades aseguran que salvo que el tiempo cambie y bajen las temperaturas y llueva con generosidad, el incendio tardará aún más de un mes en morir.
Vicente Fernández López