Para despejar toda duda, el psicólogo británico Richard Wiseman reunió en un curioso experimento a una astróloga, un analista de mercados y una niña de cuatro años. Les dio a cada uno 5.000 libras esterlinas imaginarias para que las invirtieran en cualquiera de las 100 financieras más importantes del país. Llevado por la razón, el inversor cualificado perdió un 7,1%. A la astróloga le falló la guía de los astros y perdió un 10%. En cuanto a la niña, que actuó al azar, sus pérdidas fueron del 4,6%. Un año después, solo la menor pudo recuperarse, con un rendimiento del 5,6%. El único que ha acertado ha sido el escritor Mark Twain cuando aseguró que octubre era uno de los meses con mayor riesgo para especular y luego aseguró: “Los otros son noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre”.
Respecto a la crisis, la española Helia Ramos advierte que lo peor está por llegar y durará otro par de años pésimos. Sin embargo, hasta ahora ningún astrólogo se ha sentado en los Consejos de Administración, ni ha formado parte de ningún equipo económico del Gobierno, ni tampoco desbancaría de sus puestos a los brokers de Wall Street. Al menos, que se sepa.
Redacción QUO