Los compuestos organoclorados son compuestos orgánicos que contienen átomos de cloro en sus moléculas. Se utilizan como plaguicidas, por ejemplo DDT, andrín, dieldrín, endosulfan o clordecona entre otros. Los suelos afectados por estos compuestos, resultan muy difíciles de descontaminar. Su uso está prohibido debido al impacto medioambiental y al riesgo para la salud humana que representan.
El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, NEIKER-Tecnalia, está investigando actualmente una estrategia para la remediación de suelos contaminados con este tipo de compuestos. La innovadora técnica consiste en combinar la aplicación de nanopartículas de hierro cero con técnicas de biorremediación.
Para degradar los compuestos organoclorados presentes en el suelo, los expertos que participan del proyecto NANOBIOR, han desarrollado una estrategia basada en la aplicación, en un primer momento, de nanopartículas de hierro cero que contribuyen a eliminar los átomos de cloro de estos compuestos. Una vez que se han eliminado estos átomos, se procede a la biorremediación, un proceso en el se utilizan microorganismos, hongos, plantas o las enzimas derivadas de ellos, para retornar un medio ambiente alterado por contaminantes a su condición natural.
El proceso de biorremediación consta de dos estrategias principales: la bioestimulación y la bioaumentación. La primera consiste en estimular las bacterias presentes en el terreno, mediante la aportación de nutrientes, humedad, oxígeno, etc. La bioaumentación, por su parte, se basa en aplicar al suelo, bacterias con la capacidad de degradación deseada. Para ello se recogen muestras de suelos contaminados, se aísla en laboratorio las bacterias más eficacesy son estas las que se “cultivan” en zonas con los compuestos organoclorados.
Este es el primer paso para crear un banco de cepas de interés para su uso en biorremediación.
Juan Scaliter