¿Estamos eligiendo bien a nuestra cantera de tenistas? Esa misma pregunta es la que se ha hecho la Asociación de Tenis inglesa (ATL, por sus siglas en inglés), que ha contado con el equipo de investigadores de la Universidad de Bath para averiguarlo.
La argumentación que ha dado pie a este análisis es que no todos los niños y niñas maduran de la misma forma ni tienen las mismas tasas de crecimiento. Aquellos que pasan con rapidez este proceso, suelen ser más altos, más rápidos, más grandes y más fuertes, lo que les da una ventaja significativa con respecto a aquellos que se toman con más calma esta fase. Las implicaciones de este detalle son más importantes de lo que se piensa, ya que los jóvenes que maduran más tarde suelen ser pasados por alto en los procesos de selección de tenistas de élite.
Según explica el doctor Sean Cumming, profesor titular de la Universidad de Bath, «el tenis es un deporte que favorece a los jóvenes que son más altos y maduran antes que sus compañeros. Nuestros datos demuestran que este sesgo afecta especialmente a niñas de diez años y niños de doce.» Esto se debe a que por «cada pulgada -25,4 mm- adicional de altura, el jugador incrementa la velocidad en el servicio en un 5%. En el tenis de élite, es bastante común encontrar jugadores juveniles, especialmente varones adolescentes, que miden más de 1,82″.
Pero más que ir a lo fácil, los científicos aconsejan mirar un poco más allá e intentar ver el potencial futuro de cada joven. La maduración tardía también conlleva que el jugador tendrá más experiencia en el momento de empezar a competir.
Con el fin de evitar este sesgo, los investigadores están desarrollando nuevos métodos estadísticos que permitan a los médicos evaluar mejor cada caso particular.
Fuente: sciencedaily.com
Redacción QUO