Neptuno es un planeta actualmente bajo la lupa científica. La composición de su atmósfera, así como la forma en la que interacciona con el exterior, es el objetivo de estudio del Departamento de Física de la Universidad de Oxford.
Karen Aplin, investigadora de este centro, esclarece un hecho fundamental para comprender la rareza de este planeta: el porqué de su color azul. La atmósfera de este planeta está formada mayoritariamente por hidrógeno, helio y algo de metano, a diferencia de la Tierra, que posee fundamentalmente nitrógeno. “El metano absorbe mucha de la luz roja en la atmósfera, haciendo que lo veamos azul”.
“Su gran distancia del sol hace que su atmósfera sea muy fría, pero a pesar de ello tiene un interesante clima, incluyendo nubes, vientos tormentas y quizá luminación”, explica la doctora.
El equipo de Aplin investiga, además, unas misteriosas oscilaciones observadas en la atmósfera de Neptuno durante los últimos cuatro años.
Los telescopios han mostrado variaciones en la reflectividad (albedo) Neptuno. A lo largo de cuarenta años, su brillo ha ‘parpadeado’ con gran lentitud. Estos cambios los han asociado con su aerosol atmosférico y sus nubes. Los investigadores midieron dos ciclos solares de 11 años (los dos primeros desde que se registran las manchas solares) y manejaron dos hipótesis principales.
¿Por qué parpadea?
Para empezar, la radiación ultravioleta podría estar ligada a variaciones en las partículas de aerosol atmosférico de Neptuno, es decir, a las partículas en estado sólido y líquido que se encuentran suspendidas en el aire.Por otro lado, la posibilidad de que la radiación cósmica (según la hipótesis más extendida, procedente de algún otro lugar de la galaxia) podría ser la causante de una reacción en la composición de la atmósfera.
“Su gran distancia del sol hace que su atmósfera sea muy fría, pero a pesar de ello tiene un interesante clima, incluyendo nubes, vientos tormentas y quizá relámpagos”, explica Aplin.
Según añade, la composición de sus nubes difiere en mucho de las nuestras. Mientras que en la Tierra casi siempre se forman a partir del agua, en Neptuno contienen una serie de sustancias, como el amoníaco o el metano. Un lugar donde, como indica el profesor Harrison, coautor del proyecto, se encuentra la clave de este extraño fenómeno atmosférico.
Neptuno completa su traslación cada 165 años. Una estación allí dura alrededor de 40 años terrestres. Muchas de las ‘idas y venidas’ observadas en Neptuno podrían proceder de un lento cambio de estaciones. De acuerdo con el estudio, al margen de este proceso natural, puede observarse también un pequeño ‘parpadeo’ en las nubes de Neptuno.
El estudio está publicado en la revista Nature.
Redacción QUO