Expertos de la Universidad de Victoria y de universidades asociadas en Estados Unidos y Jordania, han encontrado la evidencia más antigua de residuos de proteína (restos de animales como caballos, rinocerontes, ganado salvaje o patos) en herramientas de piedra. El descubrimiento, publicado en Journal of Archaeological Science, llega a conclusiones sorprendentes sobre cómo estos primeros humanos subsistían en un hábitat muy exigente, miles de años antes de que el Homo sapiens evolucionara en África.
Durante más de tres años, el equipo excavó 10.000 herramientas de piedra en lo que hoy es una zona desértica en el noroeste de Jordan, pero que 250.000 años atrás era una región húmeda. De todas esas herramientas se realizó una primera selección de unas 7.000, entre ellas raspadores, puntas de proyectiles y hachas de mano, que parecían mostrar algún residuo de proteína. La siguiente criba dejó a los expertos con apenas 44 y de ellas dieron positivo en residuos de proteína, es decir, sangre y otros productos de origen animal.
Desde hace décadas sabemos acerca de homínidos que fabricaban herramientas hace 2,5 millones de años – explica April Nowell, líder del equipo –, pero ahora, por primera vez, tenemos pruebas directas de su uso por parte de nuestros antepasados de la Edad de Piedra. Los homínidos de esta región (un antiguo oasis cerca Azraq) eran sin duda muy versátiles en lo que a adaptación se refiere ya que podían aprovecharse de la gran variedad de presas disponibles, desde rinoceronte hasta patos, en un entorno extremadamente desafiante. Lo que esto nos dice acerca de sus complejas estrategias de supervivencia, se aparta de manera significativa de lo que podríamos esperar de esta especie y abre nuestra capacidad de hacer preguntas acerca de cómo los homínidos del Pleistoceno medio vivían en esta región. El hallazgo podría ser una clave para la comprensión de la mezcla de poblaciones entre humanos modernos y otras poblaciones, como los neandertales y de las dispersiones a través de Eurasia”.
Otro resultado de este estudio es el potencial de revolucionar lo que los investigadores saben acerca de las dietas de los primeros homínidos recurriendo a la misma técnica utilizada por el equipo de Nowell.
Juan Scaliter