Cuándo y cómo llegaron los primeros humanos a Australia es algo que ha sido objeto de debate durante décadas. Si bien se acepta que los seres humanos aparecieron en África hace unos 200.000 años, los científicos han llevado cada vez más atrás en el tiempo, la llegada a Australia. Ahora, un equipo de expertos de la Universidad de Washington, ha encontrado y fechado artefactos en el norte de la isla que indican que los seres humanos llegaron hace unos 65.000 años, más de 10.000 años antes de lo que se pensaba.

El artículo, publicado en Nature, describe técnicas de datación y hallazgos de artefactos en Madjedbebe, un sitio arqueológico, que podría aportar nueva información sobre los primeros seres humanos y su coexistencia con la vida silvestre en el continente australiano. La fecha tiene una gran relevancia en otro contexto ya que cuestiona el argumento de que los humanos causaron la extinción de la megafauna única de Australia, como los canguros gigantes, wombats y tortugas.

«Anteriormente se pensaba que los seres humanos llegaron y dieron caza a estos animales o alteraron su hábitat – explica en un comunicado Ben Marwick, principal autor del estudio –, lo que les habría llevado a la extinción 45.000 años atrás. Pero nuestro estudio confirma que los humanos llegaron mucho antes que se extinguiera. Esto cambia nuestra visión sobre nuestros antepasados, de aquellos que diezmaron la fauna a unos que convivieron con ella, lo cual es una visión completamente diferente de la evolución humana”.

Desde 1973, en las excavaciones en Madjedbebe, en el norte de Australia, se han desenterrado más de 10.000 herramientas de piedra, pigmentos, restos vegetales y huesos. Allí también se hallaron lo que se cree son las hachas más antiguas del mundo y evidencias de que estos primeros seres humanos sembraban semillas y procesaban plantas.

Para datar las muestras, el equipo de Marwick utilizó la luminiscencia óptica estimulada (OSL por sus siglas en inglés), una técnica que permite saber cuándo fue la última vez que un grano de arena fue expuesto a la luz solar, imprescindible para determinar cuándo un artefacto fue enterrado. En total los expertos analizaron miles de granos de arena individualmente para establecer edades más precisas.
Pero hay otras sorpresas. Al situar la fecha del asentamiento australiano en alrededor de 65.000 años atrás, los investigadores confirman que esos antepasados coexistieron con otro humano temprano, el Homo floresiensis.

Juan Scaliter