El viaje de ida y vuelta, impulsado por las olas, de las arenas en una playa de Hawaii ha revelado – y luego vuelto a ocultar,tallas que los indígenas de las islas hicieron 400 años atrás.
El descubrimiento accidental fue realizado por dos turistas estadounidenses en la costa de Waianae, en la isla de Oahu.
Hasta el momento,se detectaron unos 17 petroglifos en la piedra de arenisca, incluyendo uno que mide casi 1,5 metros de largo. La mayoría son de figuras humanas, y algunos incluyen tallas de los dedos de las figuras, algo muy raro, de acuerdo con lo expresado en un comunicado, por Alton Exzabe, arqueólogo que trabaja en Hawaii.
También es poco frecuente encontrar petroglifos directamente en la costa. En el mismo comunicado, Glen Kila, descendiente directo de algunas de las primeras familias aborígenes de la costa de Waianae, explica que los petroglifos “son un registro de nuestra genealogía y religión. Es muy importante para nosotros saber más acerca de nuestros ancestros y comprender mejor estos petroglifos”.
El plan para la preservación de los mismos se encuentra todavía en su infancia. Los petroglifos son extremadamente frágiles, e incluso el simple cepillado de arena, pueden dañarlos.

“Representan una parte importante de la cultura de Hawai – explica Alan Downer, administrador de la Agencia de Preservación Histórica del Estado (SHDP) – y aunque las arenas lo cubrieron nuevamente, con el tiempo se volverán a aparecer y será necesario asegurarse de que la gente sabe que son frágiles y culturalmente sensibles y sólo deben ser vistos; no tocados”.
Los primeros misioneros y antropólogos que visitaron estas islas del Pacífico, informaron que los habitantes de Hawaii realizaban los petroglifos para registrar el paso de viajeros.

Juan Scaliter