Basándose en la información provista por el Estudio Longitudinal de Infancia, el profesor de la Universidad de Nueva York, Joseph Robinson Cimpian, ha comparado el desempeño en matemáticas de dos grupos de más de 12.000 estudiantes, entre los 5 y los ocho años, de los cursos 1998-/99 y 2010/2011.
Los resultados, publicados en AERA, no son muy alentadores. En primera instancia, la investigación señala que los maestros y profesores dan notas más bajas a ellas, aunque tengan los mismos logros e idéntica conducta, algo que podría contribuir a aumentar la brecha de género en matemáticas, un campo en el que ellos son mayoría.

“A pesar de los cambios en el panorama educativo – explica Cimpian – , nuestros resultados sugieren que las diferencias de género observadas entre los niños que entraron en el jardín de infantes en el 2010 son muy similares a lo que vimos en aquellos que lo hicieron en 1998”. La información permite concluir que ambos sexos entran al jardín de infantes con las mismas habilidades matemáticas, pero las disparidades se presentan a partir de los 8 años, cuando ellas obtienen notas más bajas, particularmente entre los alumnos más destacados.

«La brecha de género entre quienes logran las notas más altas – añade Cimpian –merece una atención especial, ya que es donde los futuros matemáticos, informáticos y otros profesionales de STEM (siglas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) suelen estar y son profesiones en las que las mujeres siguen estando insuficientemente representadas”. Tanto en los grupos de 1998 como en el de 2010, las mujeres no llegaban a un tercio de los alumnos con mejores notas en los primeros años de educación, una brecha que se acentuaba aún más al llegar a los 10 años, cuando representaban menos de una quinta parte. De acuerdo con los autores esto podría tener que ver con que los profesores comienzan a puntuarlas con notas más bajas cuando dejan el jardín y comienzan la escuela.

Otros aspecto desafortunado que destacan los resultados de este estudio es que al examinar los patrones de aprendizaje y de estudio de ambos sexos, se encontró que el esfuerzo que ellas podían poner en las matemáticas les permitía obtener mejores notas, pero que difícilmente les alcanzaba para ubicarlas entre los alumnos más destacados.

Juan Scaliter