Un grupo de expertos de la Universidad de Exeter, liderados por la experta en biomecánica Hannah Rice, ha analizado el paso de 29 corredores habituales a lo largo de una pista, tanto con sus zapatillas normales como con otras con una menor amortiguación. Los resultados, publicados en Medicine & Science in Sports & Exercise, demostraron que aquellos que utilizaban este último tipo de calzado, ponían más peso en la región del metatarso (entre los dedos y el arco) que en el talón, lo que reduce considerablemente las lesiones.
“Mucha gente corre para reducir los riesgos de enfermedades crónicas – explica Rice – pero cerca del 75% de ellos se lesionan en el primer año de práctica. Nuestra investigación muestra que correr con calzado con suelas delgadas y tocar el suelo con la región del metatarso, reduce la carga sobre la región, disminuyendo los riesgos de lesión”.
La mayoría de los corredores, los que usan zapatillas acolchadas en la suela, golpean el suelo con los talones, mientras que aquellos que corren descalzos lo hacen de un modo más natural, apoyando la parte delantera del pie. Quienes piensen cambiar de calzado, aconseja el estudio, deberán hacerlo de forma gradual para no alterar su paso de un modo brusco, aumentando la posibilidad de lesiones.
Juan Scaliter