Cuenta la leyenda que,más de un siglo atrás, Gustav Robert Kirchhoff y Robert Wilhem Bunsen observaron un incendio a 80 kilómetros de Hamburgo y al mirarlo a través de un aparato que habían inventado para detectar cómo ciertos elementos reflejan la luz, descubrieron que la huella del incendio correspondía con los colores que debía reflejar el sodio. Luego supieron que se estaba quemando una fábrica de conservas, donde la sal (cloruro de sodio) era el principal “ingrediente”. Había nacido la espectroscopía.
Gracias a este avance podemos determinar de qué está compuesta la atmósfera de un planeta o los elementos de una estrella a millones de años luz. Pero ahora, un grupo de expertos han extendido esta disciplina más allá de nuestros ojos: a la antimateria.
El estudio de esta “imagen especular” de la materia, es extremadamente complejo ya que se destruye apenas entra en contacto con la materia. Los expertos, dirigidos por Jeffrey Hangst, (quien en 2010 lideró el grupo que consiguió conservar el primer átomo de antihidrógeno) han utilizado un ultravioleta en átomos de antihidrógeno y, al medir la frecuencia de luz, desde su nivel de energía más bajo hasta el siguiente nivel, no encontraron ninguna discrepancia con los datos del hidrógeno.
Esto, aunque a simple vista parece un “no hay novedad”, es un avance de fundamental importancia ya que proporcionaría pruebas de la simetría fundamental de las leyes conocidas de la física, llamada simetría CPT (carga-paridad-tiempo), entre materia y antimateria. Básicamente la CPT predice que ambas deben compartir los mismos niveles de energía y cualquier disparidad sería una violación al modelo estándar de la física de partículas.
De acuerdo con los resultados, publicados en Nature, los datos obtenidos son coherentes con una precisión de 2 partes en 10.000 millones. El próximo paso será probar láser con diferentes energías en los átomos de antihidrógeno.
Juan Scaliter