«Este es un gran momento para la salud femenina – señala David Goldman, del Instituto Nacional de salud Mental (NIMH) –, ya que se establece que las mujeres con trastorno disfórico premenstrual (PMDD), tienen una diferencia intrínseca en su aparato molecular para responder a las hormonas sexuales y que no se trata sólo de conductas emocionales que podrían controlar voluntariamente”. Goldman es uno de los investigadores del NIMH responsables de descubrir los mecanismos moleculares que explicarían la susceptibilidad de algunas mujeres a la irritabilidad, la tristeza y la ansiedad incapacitantes, síntomas provocados por el trastorno disfórico premenstrual (PMDD) que afecta a entre un 2 y un 5% de las mujeres en edad reproductiva, mientras que el síndrome premenstrual menos severo (PMS) es mucho más común.
Desde 1998, cuando un equipo del NIMH demostró que las mujeres que experimentaban regularmente síntomas del PMDD justo antes de sus períodos, eran anormalmente sensibles a los cambios normales en las hormonas sexuales, a pesar de que sus niveles hormonales eran normales. Pero la causa seguía siendo un misterio. Ahora, en un estudio publicado en Molecular Psychiatry, parecen haber hallado la respuesta. Gracias a la desactivación experimental de los estrógenos y la progesterona, se eliminaron los síntomas del PMDD, mientras que la adición experimental de dichas hormonas provocó la reaparición de los síntomas. Esto confirmó que tenían una sensibilidad biológica basada en la respuesta a las hormonas que se reflejaba en las diferencias moleculares observables en sus células. «Por primera vez – añade Peter Schmidt, otro de los autores del estudio – tenemos evidencia de actividad anormal en células derivadas de mujeres con PMDD, y una causa biológica plausible para su sensibilidad anormal al comportamiento del estrógeno y la progesterona”. Para el estudio los expertos estudiaron la expresión genética de células cultivadas de mujeres con PMDD y las compararon con un grupo de control.
«Aprender más sobre el papel de este complejo de genes – concluye Schmidt –permitirá desarrollar un mejor tratamiento relacionado con los trastornos del estado de ánimo».
Juan Scaliter