En estos días, en la que no se habla de otra cosa que de la factura de la luz y su precio astronómico, esta idea podría ser genial para aquellos que usan la electricidad para calentar su casa. La pionera idea, desarrollada por investigadores de la EMPA (Eidgenössische Materialprüfungs-und ForschungsAnstalt), pretende almacenar el calor del verano para poder usarlo fácil y rápidamente en invierno. Además, cuenta con la ventaja de que, al ser almacenable, se puede transportar físicamente a cualquier parte.
Para ello, el sistema utiliza hidróxido de sodio concentrado (NaOH) como medio de almacenaje térmico, además de varios componentes que ayudan al proceso de convertir, capturar y liberar la energía térmica a demanda. Según explican los investigadores, cuando el agua se sitúa sobre hidróxido de sodio seco se produce una reacción exotérmica (aquella donde se libera calor). Como el NaOH tiene un gran poder para arrastrar y retener las moléculas del aire, se produce más calor a partir del agua que se condensa en el vapor del aire, cuestión que provoca que el hidróxido de sodio se caliente todavía más. Lo genial de esto, es que se puede liberar mucho calor con solo añadir agua.
El proyecto aún está en pruebas, por lo que la EMPA anda a la caza de socios comerciales con la intención de poder extrapolar su versión al uso doméstico.
Fuente: seeker.com
Redacción QUO