Es sencillo medir las calorías de unas patatas ali-oli, también las de un chuletón y hasta un gin-tonic. Todos ellos producen energía al ser consumidos y existen formas de cuantificarlas, pero dado que la mayoría de nosotros no se comen un tweet, ni ingiere un estado de Facebook, medir las calorías que tienen parecería imposible. Pero expertos de la Universidad de Vermont han creado un sistema bautizado como el Lexicocalorímetro (una herramienta abierta para uso público).
Se trata básicamente de un motor de búsqueda que rastrea cualquier red social a la caza, primero de palabras vinculadas a los alimentos, como guisantes, jamón, patatas o hamburguesas entre otras miles. Al mismo tiempo bucea para sacar a la luz otras relacionados a las actividades, ver la tele, correr, esquiar, caminar, etc. Con esta información, el Lexicocalorímetro establece dos categorías: consumo de calorías y gasto de calorías. La relación entre ambos parámetros permite deducir las costumbres de dieta y actividad física de una determinada región.
Gracias al ingenio, los autores descubrieron que la ciudad de Vermont, sus habitantes, ingieren más calorías de las que queman.
“Esto puede convertirse en una importante herramienta para los especialistas en salud – afirma uno de los autores, Peter Dodds –. Es como tener una imagen satelital de lo los hábitos alimenticios y de ejercicio de las personas de una ciudad o un estado”. Aún así los autores del estudio, publicado en PLOS ONE, señalan que las cifras sirven como comparación y no son absolutas. El Lexicocalorímetro es la primera de una serie de herramientas que pretenden medir, a través de las redes sociales, otras conductas de la sociedad para realizar mapas de los hábitos saludables, como el descanso, el tiempo en familia y hasta la felicidad o el consumo de alcohol.
Juan Scaliter