Tres décadas después del terrible accidente del Challenger, uno de los artefactos recuperados del transbordador espacial ha cumplido su objetivo: llegar sano y salvo a la Estación Espacial internacional. Se trata de un balón de fútbol que la hija del astronauta Ellison Onizuka le envió a su padre.
Por desgracia, Onizuka no tuvo oportunidad de darle demasiado uso al balón. Era uno de los astronautas que viajaban en el transbordador el día del fatal accidente, el cual explotó 73 segundos después de su despegue el 28 de enero de 1986. Según explicó Janelle Onizuka a la cadena de noticias ABC, «es, literalmente, mi último recuerdo de mi padre cara a cara».
Aunque ninguno de los miembros logró sobrevivir, se recuperaron varios objetos del Challenger, los cuales encontraron flotando en el océano. Después, los objetos recuperados se conservaron en la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral y algunos de ellos fueron devueltos a sus familiares.
Ahora, tres décadas más tarde, la pelota ha realizado su viaje a la Estación Espacial Internacional por petición de los alumnos de la Clear Lake High School. Se espera que vuelva a regresar a nuestro planeta en un próximo vuelo de carga.
Fuente: scientificamerican.com
Redacción QUO
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