De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de un tercio de toda la comida que se produce en el planeta para consumo humano, acaba en la basura. Esto genera perdidas de unos 680.000 millones de euros anuales en los países desarrollados y poco menos de la mitad en países en vías de desarrollo.
Al mismo tiempo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) señala que hasta un 30% de los 9,5 millones de toneladas de plástico que llegan cada año al mar proceden principalmente de los neumáticos (la abrasión durante el uso despide micropartículas) y de la ropa sintética.

Ahora un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio podrían haber hallado una solución (al menos parcial) para ambos problemas. Liderados por Katrina Cornish, han descubierto que los residuos de alimentos pueden reemplazar parcialmente el relleno a base de petróleo que se ha utilizado en la fabricación de neumáticos durante más de un siglo.

La idea es usar cáscaras de huevos y tomates como reemplazo del negro de carbón, una sustancia que constituye cerca de un 30% de los neumáticos y que según la OMS podría ser cancerígena para el ser humano.
“Esta tecnología – explica Cornish en un comunicado – tiene el potencial de resolver tres problemas al mismo tiempo: hace que la fabricación de productos de caucho sea más sostenible, reduce la dependencia del petróleo y evita que los residuos se descarguen en vertederos”.
En las pruebas, el caucho fabricado con los nuevos rellenos supera los estándares industriales de rendimiento, lo que en última instancia puede abrir nuevas aplicaciones para el caucho. Los rellenos usados en la fabricación de neumáticos (como el negro de carbón), hacen que el caucho sea más fuerte, pero también lo hacen menos flexible. El equipo de Cornish lo reemplazó con cáscaras de huevo molido y piel de tomate consiguiendo una mayor flexibilidad que conel negro de carbón.
«La industria de neumáticos está creciendo muy rápidamente, y no solo necesitamos más caucho natural, también necesitamos más relleno – concluye Cornish –. El número de neumáticos que se producen en todo el mundo está aumentando constantemente, por lo que los países están utilizando todo el negro de carbono que pueden hacer. y ya no hay superávit. Al mismo tiempo necesitamos tener más sostenibilidad”.

Juan Scaliter