Por medio de tres evaluaciones diferentes, un equipo de científicos de la Universidad de Michigan, liderados por Ariana Orvell, demostró de qué modo el lenguaje nos ayuda a afrontar situaciones negativas a lo largo de nuestra vida. El equipo de Orvell dividió a dos grupos de voluntarios. A uno de ellos les preguntó ¿Qué harías tú con un martillo?, mientras que para el otro la pregunta fue ¿Qué te gusta hacer a ti con el martillo? El objetivo inicial era explorar el uso de la segunda persona, (you en inglés) cuando se hacía una pregunta general (como al primer grupo) y una personal. Los miembros del grupo genérico respondieron utilizando la segunda persona más frecuentemente que el segundo grupo.
Luego se eligieron voluntarios al azar y se les pidió que escribieran una experiencia negativa y una neutral. Mientras apenas un 6% de estos últimos, utilizaron la segunda persona, un 56% de los que relataron un acontecimiento negativo recurrieron a ella.
Finalmente se les pidió que eligieran escribir una situación desafortunada de su vida y qué aprendieron de ella o simplemente relatar algo de su vida. Los primeros no solo recurrieron más a la segunda persona, sino que, pese a que se les dio a elegir entre el relato en primera o en segunda, se inclinaron por la última opción.
De acuerdo con los resultados, publicados en Science, Orvell concluye que recurrimos a esta estrategia como modo de distanciarnos de los eventos que nos han hecho daño.
Juan Scaliter