Desde su inicio, 13.800 millones de años atrás, el universo se ha estado expandiendo, ampliando sus dominios de forma constante. Sabemos esto gracias a la ley de Hubble (formulada por Edwin Hubble en 1929) que, básicamente, indica que en promedio, la velocidad con la que una galaxia se aleja de nosotros es proporcional a su distancia. La velocidad se puede medir observando las líneas en el espectro de una galaxia, que se desplazan más hacia el rojo cuanto más rápido se aleja la galaxia. La ley de Hubble más la Constante de Hubble (el “capítulo matemático” de la ley, por así decirlo) han permitido ubicar la fecha del Big Bang y el nacimiento de galaxias: sabiendo la velocidad de expansión se puede retroceder en el tiempo hasta señalar el momento en el que todo se inició.
Cuatro años después, Fritz Zwicky detectó la presencia de una «masa no visible» que influía en las velocidades orbitales de las galaxias y nació la materia oscura, que se considera forma el 27% de nuestro universo.
Y en las últimas décadas del siglo XX aparece la energía oscura como una forma de explicar la aceleración de la expansión del Universo.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, pone en duda la existencia de la materia oscura. De acuerdo con un grupo de científicos, liderados por Gábor Rácz de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría, los modelos convencionales de cosmología, se basan en aproximaciones que ignoran la estructura del universo y asumen que la materia tiene una densidad uniforme. El equipo de Rácz elaboró un modelo alternativo teniendo en cuenta la estructura cambiante del Universo y los resultados demostrarían que con esta nueva aproximación desaparece la necesidad de la energía oscura
Para llegar a esta conclusión se utilizó una simulación por ordenador que modela el efecto de la gravedad sobre la distribución de millones de partículas de materia oscura. A diferencia de las simulaciones del universo en expansión “convencional” (es decir con energía oscura), este trabajo tuvo en cuenta que diferentes regiones del cosmos se expanden a distintas velocidades, así como también los cambios en la estructura. Sin embargo, la tasa promedio de expansión resultó ser consistente con las observaciones actuales.
Si este hallazgo se confirma, podría tener un impacto significativo en los modelos del universo y en la dirección de investigación en física.
Juan Scaliter