Cuando la estudiante de entomología Longfeng Li llevó dos ejemplares de avispas conservados en ámbar birmano al Museo Nacional Smithsonian, jamás se imaginó el desenlace: dos nuevos especímenes de unos 100 millones de años.
El análisis de ambos fósiles, publicado en Journal of Hymenoptera Research, reveló que una de las avispas mostraba semejanzas asombrosas con un grupo moderno, Archaeoteleia que durante mucho tiempo se creyó que era un linaje antiguo.Pese a ello la identificación no fue fácil.. Por ejemplo, las especies de avispas modernas de este género muestran antenas visiblemente más largas y un número diferente de dientes en la mandíbula. A su vez, la nueva especie mejora el conocimiento sobre las especies vivas destacando estructuras anatómicas compartidas por todo el género.
Esta avispa recibió el nombre de Archaeoteleia astropulvis, lo que podría traducirse como polvo de estrella.»polvo de la estrella». Según consta en el estudio, el nombre fue elegido “para referirse a la antigua fuente de los átomos que forman nuestro planeta y a sus habitantes, así como para conmemorar el alter ego del difunto David Bowie, Ziggy Stardust”.
La segunda especie nueva pertenece al género Proteroscelio conocido únicamente por fósiles del Cretácico. Esta avispa también tiene un tamaño reducido, menos de dos milímetros de largo y aportará importante información para conocer la diversidad anatómica de este género extinto.
El segundo ejemplar descubierto, perteneciente al género Proteroscelio. Crédito imagen: Elijah J. Talamas
Juan Scaliter