Los ríos de tinta que han corrido sobre la psicopatía son tan grandes como los vacíos que aún existen sobre el conocimiento de este trastorno de la personalidad. Ahora, una investigación realizada en nuestros primos más cercanos, los chimpancés, arroja un poco más de luz sobre la cuestión.
Los investigadores analizaron una sustancia que ya ha sido relacionada con este trastorno psiquiátrico: la vasopresina u hormona antidiurética. A pesar de que su segundo nombre apunte a otra de sus acciones, recientemente se ha descubierto que la vasopresina no actúa solo en el riñón, donde, como su nombre indica, contribuye a reducir las pérdidas de agua por la orina frente a situaciones como sangrado o deshidratación.
Pues bien, los científicos analizaron el gen del receptor de esta hormona y encontraron que aquellos chimpancés que expresaban una forma diferente del gen (lo que se conoce como polimorfismo) tendían a la psicopatía.
Pero aquí viene un giro argumental al asunto, los chimpancés con el polimorfismo en el gen del receptor de la vasopresina solo manifestaban comportamientos psicopáticos si eran criados por sus padres biológicos. Es decir, cuando los primates fueron criados por personal ‘humano’ los comportamientos psicopáticos no se manifestaban aunque tuvieran ese polimorfismo, lo que podría ser un claro ejemplo de cómo opera la interacción entre genes y ambiente.
Los autores del estudio, publicado en la revista Frontiers in Neuroscience, ponen de relieve que sus hallazgos sugieren el importante rol que puede tener la oxitocina en este trastorno de la personalidad y cómo la investigación con primates puede ayudar explicarlo mejor.
Redacción QUO