El glioblastoma es la forma más común de cáncer cerebral y con frecuencia es letal; la mayoría de los pacientes mueren dentro de los dos años del diagnóstico. Al igual que ocurre con los tejidos sanos, el crecimiento y desarrollo de glioblastomas, es controlado por células madre que proliferan y dan lugar a otras células tumorales. Las células madre de glioblastoma son difíciles de tratar porque pueden evitar el sistema inmunológico y son resistentes a la quimioterapia y la radiación. Pero matar estas células es vital para prevenir que surjan nuevos tumores después que el tumor original haya sido extirpado quirúrgicamente.
Un enfoque para tratar células madre cancerosas implica el uso de virus que se dirigen específicamente a las células tumorales. El virus Zika parece interrumpir el desarrollo del cerebro del feto dirigiéndose preferentemente a las células progenitoras y del tallo neural. Pero los efectos del virus en el cerebro de los adultos son por lo habitual mucho menos graves.

Con esto en mente, un grupo de investigadores de la Universidad de Washington y la de California, San Diego, han utilizado el virus Zika en ratones para infectar células madre de glioblastoma derivadas de pacientes. Los resultados, publicados en The Journal of Experimental Medicine, mostraron que el virus ralentizó el crecimiento del tumor y prolongó significativamente la vida de los animales.
Los investigadores entonces probaron una cepa mutante de Zika que es menos virulenta que las cepas naturales. Esta cepa «atenuada», más sensible a la respuesta inmune, demostró ser capaz de atacar y matar específicamente las células madre de glioblastoma y fue aún más eficaz cuando se combinó con un fármaco de quimioterapia, la temozolomida, que generalmente tiene poco efecto sobre estas células.
El próximo paso es realizar ensayos preclínicos para asegurarse que se trata de una opción eficaz y sin efectos secundarios adversos a corto o largo plazo.

Juan Scaliter