A nivel mundial más de 10 millones de personas padecen de la enfermedad de Parkinson (EP), un trastorno incurable cuyas causas se desconocen pero se vinculan a factores genéticos y ambientales.
Los afectados por EP pierden el control motor y la coordinación a medida que las células nerviosas productoras de dopamina en una región del cerebro llamada sustancia negra se deterioran progresivamente.

Mediante el cultivo a largo plazo de neuronas derivadas de células madre pluripotentes inducidas de personas con EP,la experta Lena Burbulla, demostró en un artículo publicado en Science que la oxidación de dopamina era un factor común en todas las formas de este trastorno. El equipo de Burbulladescubrió que los defectos genéticos en las mitocondrias (las baterías de las células por así decirlo) generan un efecto cascada: primero causan la acumulación de dopamina oxidada, que a su vez provoca una disfunción en la maquinaria de reciclado de la célula, los lisosomas, esto conduce a la acumulación de una proteína llamada α-sinucleína, muy vinculada a la EP.

Para evitar esto, Burbulla llevó a cabo un tratamiento en células de ratones en las primeras etapas de EP. La terapia se basa en antioxidantes dirigidos a las mitocondrias , lo cual impide la acumulación de la dopamina oxidada. Las neuronas de ratón tratadas con este sistema no desarrollaron patología de EP. Los responsables del estudio aseguran que las diferencias inherentes entre las neuronas humanas y de ratón hacen que sea muy necesario llevar a cabo estudios similares en células humanas para identificar vías y objetivos para las terapias de EP

Juan Scaliter