Un equipo de astrónomos liderado por Elyar Sedaghati, ha examinado la atmósfera del exoplaneta WASP-19b con mayor detalle que nunca. Este planeta tiene una masa muy similar a laque Júpiter, pero está tan cerca de su estrella que completa una órbita en sólo 19 horas, eso hace que su atmósfera tenga temperaturas de unos 2000ºC..

Básicamente, cuando se somete un elemento químico a una llama, produce un color propio. Visto a través de un prisma, forman una huella dactilar, un arco iris único que los diferencia entre sí. Cuando WASP-19b pasa delante de su estrella, parte de la luz de esta pasa a través de la atmósfera del planeta y deja estas huellas dactilares en la luz que eventualmente llega a la Tierra.Gracias al espectrómetro FORS2 en el Very Large Telescope , el equipo pudo analizar cuidadosamente esta luz y deducir que la atmósfera contenía pequeñas cantidades de óxido de titanio, agua y trazas de sodio.
«Detectar tales moléculas no es sencillo – explica Sedaghati en un comunicado–. No sólo necesitábamos datos de calidad excepcional, sino que también era preciso realizar un análisis sofisticado.Utilizamos un algoritmo que explora muchos millones de espectros que abarcan una amplia gama de composiciones químicas, temperaturas y propiedades de niebla o neblina con el fin de dibujar nuestras conclusiones”.

El óxido de titanio rara vez se ve en la Tierra. Se sabe que existe en las atmósferas de estrellas jóvenes. Pero en la atmósfera de planetas calientes como WASP-19b, actúa absorbiendo el calor. Si está presente en cantidades suficientemente grandes, estas moléculas impiden que el calor entre o escape a través de la atmósfera, llevando a una inversión térmica: la temperatura es más alta en la atmósfera superior, lo opuesto a la situación “habitual”. El ozono juega un papel similar en la atmósfera terrestre, donde provoca la inversión en la estratosfera.

Esta nueva información sobre la presencia de óxidos metálicos como el óxido de titanio y otras sustancias, permitirá modelar mucho mejor las atmósferas exoplanetas. Mirando hacia el futuro, una vez que los astrónomos sean capaces de observar atmósferas de planetas posiblemente habitables, los modelos mejorados les darán una idea mucho mejor de cómo interpretar esas observaciones. Los resultados han sido publicados en Nature.

Juan Scaliter