Tal y como informa la agencia de noticias rusa Tass, el cosmonauta Anton Shkaplerov encontró bacterias desconocidas en la superficie exterior de la Estación Espacial Internacional. Las muestras están pendientes de ser analizadas y, aunque el astronauta ruso (tal vez llevado por un exceso de pasión) ha afirmado que cree que proceden del espacio exterior, la mayoría de los especialistas creen que han llegado hasta allí desde nuestro planeta de forma accidental.
De hecho, no es la primera vez que se encuentran bacterias en la ISS. En abril de este mismo año se detectó otro microorganismo desconocido en uno de los canales de ventilación de la estación espacial. Los técnicos del laboratorio NASA’s Jet Propulsion Laboratory (JPL), llegaron a la conclusión de que se trataba de una bacteria terrestre que había acabado mutando tras aclimatarse a vivir en el espacio. Se trataba de un organismo extremófilo, capaz de vivir en ambientes con temperaturas entre los -150º y los 150, y la lo bautizaron con el nombre de Solibacillus kalamii, en honor al astrofísico Abdul Kalam, que llegó a ser presidente de India.
Los investigadores de la NASA creen que la ISS es un hábitat idóneo para bacterias llegadas accidentalmente desde la Tierra, la mayoría de ellas a través del material de trabajo y de investigación transportado a la estación. Lo que ocurre es que esos microorganismos mutan para adaptarse a las condiciones de su nuevo hogar y, por ese motivo, resulta tan complicado identificarlos. Pero la posibilidad de que alguno de ellos tenga un origen extratraterrestre, aunque siendo real, resulta muy improbable.
Vicente Fernández López