El aumento de las fluctuaciones en la trayectoria de la corriente en chorro del Atlántico Norte desde la década de 1960 coincide con eventos climáticos más extremos en Europa, como olas de calor, sequías, incendios forestales e inundaciones. Esa es la conclusión de un equipo dirigido por Valerie Trouet, de la Universidad de Arizona.
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, una corriente en chorro es “una fuerte y estrecha corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal en la troposfera o en la estratosfera, caracterizada por una fuerte cizalladura vertical y horizontal del viento”.

La investigación, publicada en Nature, es la primera reconstrucción de cambios históricos en la corriente en chorro del Atlántico Norte antes del siglo XX. Al estudiar los anillos de los árboles en las Islas Británicas y el noreste del Mediterráneo, el equipo descubrió el clima de esas regiones desde 1725. Tener un registro de 290 años de la posición de la corriente en chorro permitió al equipo de Trouet determinar que las oscilaciones entre las posiciones norte y sur de las corrientes en chorro se hicieron más frecuentes en la segunda mitad del siglo XX.
El aumento de las fluctuaciones en la trayectoria de la corriente en chorro del Atlántico Norte desde la década de 1960 coincide con eventos climáticos más extremos en Europa, como olas de calor, sequías, incendios forestales e inundaciones.
La investigación, publicada en Nature https://www.nature.com/articles/s41467-017-02699-3, es la primera reconstrucción de cambios históricos en la corriente en chorro del Atlántico Norte antes del siglo XX. Al estudiar los anillos de los árboles en las Islas Británicas y el noreste del Mediterráneo, el equipo descubrió el clima de esas regiones desde 1725. Tener un registro de 290 años de la posición de la corriente en chorro permitió al equipo de Trouet determinar que las oscilaciones entre las posiciones norte y sur de las corrientes en chorro se hicieron más frecuentes en la segunda mitad del siglo XX.
«Encontramos que la posición de la corriente en chorro del Atlántico Norte en verano – explica Trouet en un comunicado – ha sido un fuerte motor de los extremos climáticos en Europa durante los últimos 300 años. Desde 1960 ha aumentado la frecuencia de la corriente en chorro, un aumento que no tiene precedentes”.

Cuando la corriente en chorro del Atlántico Norte se encuentra en la posición extrema del norte, las Islas Británicas y el oeste de Europa tienen una ola de calor de verano, mientras que el sureste de Europa tiene fuertes lluvias e inundaciones. Pero si la corriente se encuentra en el sur, la situación se invierte: Europa occidental tiene fuertes lluvias e inundaciones, mientras que el sureste de Europa tiene temperaturas extremadamente altas, sequías e incendios forestales.
El frío extremo y la nieve de este invierno en el noreste de América del Norte y el calor extremo y la sequedad en California y el suroeste de Estados Unidos también están relacionados con la posición invernal de la corriente en chorro del Pacífico Norte.
Con el descubrimiento de árboles mucho más antiguos en los Balcanes y en las Islas Británicas, Trouet espera reconstruir el camino de la corriente en chorro del Atlántico Norte hasta 1.000 años.

Juan Scaliter