Al igual que ocurre con los humanos en la ficción (y desafortunadamente a veces en la realidad), las bacterias también disfrutan de una buena pelea. Se agreden, empujan y se envenenan entre sí en busca del mejor territorio. Si bien esto está muy claro, se sabe poco sobre las tácticas y la estrategia que utilizan durante sus juegos de guerra en miniatura.
En un estudio publicado en Current Biology, investigadores de la Universidad de Oxford, liderados por Kevin Foster, señalan que las bacterias se enfrentan a un conflicto casi del mismo modo que un ejército, respondiendo a una amenaza con una represalia colectiva y coordinada.
El equipo de Foster estudió de cepas de Escherichia coli mientras luchaban entre sí. Cada cepa usa una toxina particular para tratar de vencer a su competidor. Una cepa es inmune a sus propias toxinas, pero esta puede matar a otras cepas. Este tipo de interacción competitiva juega un papel clave en cómo las bacterias individuales se establecen en una comunidad, como por ejemplo el intestino humano. Al diseñar las cepas para que tengan un color verde fluorescente, los autores pudieron seguir claramente su combate en tiempo real.
Los hallazgos revelaron que no todas las cepas de bacterias luchan del mismo modo. Cada una se especializa en un tipo diferente de ataque, algunas son muy agresivas, mientras otras manifiestan más pasividad inicialmente. Además de estas diferencias básicas en la estrategia, la investigación también muestra que algunas cepas no solo pueden detectar una toxina procedente de un adversario, sino que también son capaces de responder rápidamente para advertir al resto de la colonia de lo que está ocurriendo. Gracias a ellos, todas podrán responder de modo simultáneo, aumentando la capacidad “bélica”.
El estudio es el primero de su tipo en observar este comportamiento en las bacterias. “Nuestra investigación muestra que lo que parecen ser organismos simples pueden funcionar de una manera muy sofisticada – explica Foster en un comunicado – . Su comportamiento es más complejo de lo que previamente creíamos. Al igual que animales sociales, como las abejas, las avispas, ciertas aves y mamíferos, que usan llamadas de alarma cuando están en peligro, las bacterias son capaces de generar un ataque coordinado”.
Debido a que el cuerpo humano alberga grandes cantidades de bacterias, particularmente nuestro microbioma intestinal, esto significa que hay una guerra bacteriana dentro de nosotros. Comprenderla puede ayudarnos a comprender cómo se propagan las bacterias, dónde y porqué.
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Juan Scaliter