A la hora de pensar en medicamentos que podemos tomar en casa, aparecen imágenes de píldoras, cápsulas de gel o líquidos. Incluso cuando los doctores prescriben una receta, generalmente será para un medicamento en una de las formas antes mencionadas. Y es probable que sea la misma cantidad para varias personas que padecen la misma afección, incluso si algunos pacientes se beneficiarán de los medicamentos más que otros.
Esto se debe a la forma en que los medicamentos se producen en masa: son muy pocos los fármacos que están realmente adaptados para una persona específica, lo que significa que todos reciben el mismo tratamiento exacto, incluso si algunos pueden necesitar una dosis mayor o menor.
Ahora, un equipo de investigadores de las universidades de Copenhague y de Åbo Akademi, liderados por Jukka Rantanen, han ideado una nueva solución para producir medicamentos con una dosificación más precisa: códigos QR comestibles. Los expertos han creado un material sobre el que se puede imprimir el fármaco en forma de código QR. Allí está no solo la receta, también la dosis. Cuando el código se escanea revela toda la información sobre el medicamento. Eso incluye qué es y cuánto contiene. Identificar el medicamento es tan sencillo como realizar una fotografía. Este sistema también podría reducir las posibilidades de que las personas tomen el medicamento equivocado o que sean víctimas de medicamentos falsos o caducados. Los resultados se han publicado en International Journal of Pharmaceutics.
De acuerdo con los autores, el material comestible especial deberá producirse con antelación para permitir la producción bajo demanda.
“Si tenemos éxito aplicando este método de producción a impresoras relativamente simples – conclute Rantanen en un comunicado –, podríamos comenzar con la producción de fármacos para medicina personalizada y repensar de toda la cadena de suministro”.
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Edible QR-code from UCPH Research on Vimeo.
Juan Scaliter