No es posible escapar de esta araña, es la más rápida del planeta. Así lo afirma un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad de California Merced, liderados por Sarah Crews y Yu Zeng. Los resultados, publicados en Journal of Experimental Biology, muestran que las arañas Selenopidae, comúnmente conocidas como arañas cangrejo de pared, pueden sentir las presas que se acercan desde cualquier dirección y giran en un octavo de segundo para atacar. Al medir la velocidad, los científicos descubrieron que se debía a una flexión rápida de sus largas patas, una hazaña, considerada como la más rápida de cualquier animal en el planeta.

Para documentar lo que a simple vista parece ser apenas un borrón, Crews y Zeng, instalaron dos cámaras de video sincronizadas de alta velocidad encima y al lado de las arañas. El equipo examinó la reacción de la araña a velocidades unas 40 veces más lentas para comprender el movimiento de esta araña.

De acuerdo con los vídeos, el secreto está en las piernas: su postura hacia afuera se ubica paralela al suelo, lo que permite un rango más amplio de movimiento sin restricciones. Cada pata tiene a una dirección separada y por lo tanto cubre una porción diferente de su entorno de 360º grados. Esto significa que la araña puede girar para orientarse hacia presas desprevenidas, sin importar el ángulo de aproximación.
Para provocar una emboscada de estos perceptivos depredadores, Crews y Zeng lanzaron un grillo y le permitieron caminar libremente hacia la araña. Al analizar las imágenes, los autores del estudio pudieron ver que la araña se comporta de un modo similar a los patinadores artísticos al girar.

«Descubrimos que la pata más cercana a la presa – explica Zeng en un comunicado – se ancla al suelo, creando un punto desde el cual la araña puede tirar de su torso más cerca de la presa. Al mismo tiempo, la pata opuesta empujan para ayudar. Juntos, esta combinación de tirón y empuje también proporciona el comienzo de una fuerza de torsión, conocida como torque, que impulsa a la araña en un giro rápido. Esto permite que las cazadoras gráciles girar hasta un 40% más rápido y aterrizar perfectamente con la boca hacia ese primer bocado de presa”.

Juan Scaliter