Más de 20 años atrás, el análisis de los sedimentos lacustres del lago Barombi, en el sur de Camerún, mostró que las capas más antiguas contenían principalmente polen de árboles, lo que demuestra que la región fue un entorno boscoso denso. En contraste, los sedimentos más nuevos contenían una proporción significativa de polen de sabana: el denso bosque primitivo se transformó rápidamente en sabanas hace unos 2.600 años, seguido de una recuperación igualmente abrupta del bosque aproximadamente 600 años después. Durante mucho tiempo, se pensó que la causa más probable de este cambio repentino, denominado la «crisis del bosque lluvioso», era el cambio climático provocado por una disminución en la cantidad de precipitación y un aumento en la estacionalidad de las precipitaciones. A pesar de cierta controversia, se pensó que el origen de la crisis de la selva tropical estaba resuelto. Y todo quedó así.
Pero el experto en geología Yannick Garcin, de la Universidad de Potsdamcreía que había otra explicación. Precisamente en ello se basa el estudio que ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. El equipo liderado por Garcin examinó los sedimentos del lago para resolver el enigmay lo que descubrió fue que la transformación drástica del ecosistema de la selva en aquellos tiempos no fue el resultado del cambio climático, sino de los seres humanos.
Al reconstruir tanto la vegetación como el cambio climático de forma independiente -mediante el análisis de isótopos estables de ceras vegetales y fósiles moleculares preservados en el sedimento, el equipo de Garcin confirmó que hubo un gran cambio en la vegetación durante la “crisis de la selva”, pero esto no fue acompañado por un cambio en la precipitación.
“Pese a que el evento está demostrado – explica Garcin en un comunicado –, no es posible explicarla señalando al cambio climático. De hecho, en más de 460 hallazgos arqueológicos en la región, hemos encontrado indicios de que los humanos desencadenaron estos cambios en el ecosistema”.
Los restos arqueológicos de más de 3.000 años son raros en África Central. Hace unos 2.600 años, coincidiendo con la crisis de la selva tropical, el número de sitios aumentó significativamente, lo que sugiere un rápido crecimiento de la población humana, probablemente relacionado con la expansión de los pueblos de habla bantú en África Central. Este período también vio el surgimiento del cultivo del mijo, el uso de la palma aceitera y la metalurgia del hierro en la región.
«La combinación de datos arqueológicos regionales y nuestros resultados de los sedimentos del lago Barombi – concluye Garcin – muestran convincentemente que los humanos impactaron fuertemente en los bosques tropicales de África Central hace miles de años, y dejaron huellas antropogénicas detectables en los archivos geológicos. Actualmente estamos observando un proceso similar en muchas partes de África, América del Sur y Asia”.
Juan Scaliter