En 2011 se lanzó la misión Juno, que llegó a la órbita de Júpiter en julio de 2016. Ahora, gran parte de los datos recogidos por ella, han servido para realizar cuatro estudios que han sido publicados en Nature, y que revelan valiosísima información sobre este planeta.

Júpiter es un gigante gaseoso y, por eso, desde hace siglos los astrónomos se han preguntado que habría debajo de las nubes que lo envuelven. El misterio lo ha resuelto el primero de los estudios, que revela que la atmósfera tiene una profundidad de 3.000 kilómetros, y que supone el 1% de la masa del planeta. Muchísimo, sobre todo si se compara como la de la de la Tierra que solo supone una millonésima parte.

El segundo estudio revela que el peculiar campo gravitatorio de Jupiter, que no muestra una simetría norte-sur, es el resultado de enormes flujos de viento que se producen tanto en su atmósfera cómo en su interior. El tercer artículo explica que, a esas profundidades de 3.000 kilómetros, el interior del planeta es fluído pero rota como si fuera un objeto sólido, y el hidrógeno que compone la atmósfera se ioniza. Además los investigadores intuyen la existencia de un gran núcleo en el interior del planeta.

El cuarto estudio trata sobre los gigantescos ciclones de Júpiter, que se originan por la rápida rotación del planeta y el calor procedente de la parte más baja de la atmósfera. Los investigadores han descubierto que en el norte son más pequeños pero muy numerosos, mientras que en el sur se producen menos pero son mucho más grandes.

Fuente: SINC

Vicente Fernández López