Una dieta baja en grasas en combinación con un consumo calórico limitado, previene la activación de las células inmunes vinculadas al envejecimiento del cerebro. Así, muestra una investigación publicada en Frontiers in Molecular Neuroscience. El estudio también encontró que el ejercicio es significativamente menos efectivo que la restricción calórica para prevenir estos cambios relacionados con la edad.
«La obesidad y el envejecimiento prevalecen y aumentan en las sociedades de todo el mundo, pero las consecuencias para el sistema nervioso central no se comprenden bien – explica Bart Eggen, autor principal del estudio, en un comunicado –. Nuestra investigación demostró que una dieta baja en grasa, en combinación con el ejercicio y la restricción de alimentos, afectaban la microglía durante el envejecimiento en ratones».
Las microglías son células cerebrales que ayudan a mantener la integridad y el funcionamiento normal del tejido cerebral. La disfunción de estas células, está relacionada con trastornos del neurodesarrollo y afecciones neurodegenerativas. El envejecimiento también se asocia con la inflamación provocada por las microglías en regiones específicas del cerebro, pero no está claro si la dieta o el estilo de vida pueden influir en este proceso.
El equipo de Eggen analizó el impacto de las dietas bajas en grasa sobre la inflamación y los marcadores microgliales en una región específica del cerebro, el hipotálamo, en ratones de 6 meses de edad. También compararon el efecto de las dietas bajas en grasa en las microglías de ratones de 2 años, que habían recibieron un régimen de ejercicio de por vida o dietas restringidas de por vida (una reducción del 40% en calorías) .
«La activación inflamatoria de la microglía inducida por el envejecimiento solo pudo prevenirse cuando los ratones fueron alimentados con una dieta baja en grasas en combinación con una ingesta calórica limitada – concluye Eggen –. Solo una dieta baja en grasas no fue suficiente para prevenir estos cambios”.
Juan Scaliter