Una pregunta constante en ciencia es la influencia e intersección entre lo innato y lo adquirido. En ratones, la evidencia sugiere que la cantidad de cuidados que da la madre a sus crías puede alterar la expresión génica de estos últimos. Pero, ¿cómo comprobarlo?Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science y liderado por Tracy Bedrosian, ha intentado demostrarlo.
La investigación reveló que las crías que reciben menos cuidado materno tienen más secuencias genéticas repetitivas, llamadas transposones (secuencias que pueden replicarse espontáneamente dentro del genoma), en las neuronas que residen en su hipocampo. Es de destacar que las implicaciones de este fenómeno son desconocidas. El equipo de Bedrosian se centró en los retrotransposones L1, de los cuales el genoma del ratón tiene más de 3.000. Las madres y sus crías recién nacidas fueron controlados durante dos semanas y luego asignados a dos grupos diferentes en función de los niveles bajos y altos de atención materna. Las crías que recibieron menos cuidado materno exhibieron una replicación notablemente más alta de los transposones en el hipocampo.

Curiosamente, este efecto no se observó en la corteza frontal o el corazón, lo que sugiere que es poco probable que sea el resultado de diferencias heredadas en el número de copias de L1. Además, los experimentos en los que las crías recibieron atención de madres adoptivas tampoco mostraron efectos en los transposones, lo que apoya la idea del factor materno en lugar del componente genético.

Finalmente, la investigación revela que la metilación de transposones puede, en parte, impulsar este fenómeno. El equipo de Bedrosian señala que el estrés y la adversidad en la niñez dan como resultado la hipometilación de retrotransposones en humanos, pero observan que el genoma humano promedio tiene alrededor de 100 copias activas, mientras que el genoma del ratón llega a las 3.000.

Juan Scaliter