Los pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia experimentan habitualmente el síndrome de la puesta del sol: un repentino empeoramiento de la confusión, la agitación y la agresión al final del día. Este patrón diario sugería que el fenómeno, puede estar regulado por el reloj biológico interno del cuerpo. Sincronizado por el ciclo de luz y oscuridad, el reloj circadiano ejerce control sobre los ciclos de vigilia/sueño, la temperatura corporal, la digestión, los ciclos hormonales y otros patrones fisiológicos y del comportamiento. Pero hasta ahora no se sabía si el reloj circadiano regulaba el comportamiento agresivo.
Ahora, por primera vez, un equipo de neurocientíficos liderados por Clifford B. Saper, ha demostrado que el ciclo circadiano es responsable de la agresión en ratones machos e identificado las neuronas y los circuitos específicos que regulan este patrón diario. La idea abre la puerta a posibles oportunidades para manejar la agitación nocturna habitual en pacientes con trastornos neurológicos degenerativos. El estudio ha sido publicado en Nature Neuroscience.
«La puesta del sol es una de las razones por las cuales los pacientes llegan a una institución de cuidados – explica Saper en un comunicado –, y si los médicos pueden controlar este circuito para minimizar la agresividad al final del día, los pacientes pueden vivir en casa más tiempo. Nuestro estudio examinó el circuito cerebral del reloj biológico y encontramos una conexión con una población de neuronas conocidas por causar ataques violentos cuando se estimulan en ratones machos. Queríamos saber si esto representaba una propensión a la violencia en ciertos momentos del día”.
El equipo de Saper analizó las interacciones agresivas entre ratones machos: ratones que defendían el territorio contra los intrusos en diferentes momentos del día. Al contar la intensidad y la frecuencia de los ataques de los residentes a los intrusos, se reveló por primera vez que la agresión en los ratones machos muestra un ritmo diario.
«Los ratones eran más propensos a ser agresivos en las primeras horas de la noche – añade Saper – y menos agresivos a primera hora de la mañana. Parece que la agresividad se acumula en los ratones durante el período de diurno y alcanza un pico alrededor del final del período”.
Luego, los científicos utilizaron herramientas genéticas para manipular las neuronas que regulan el reloj circadiano central. Cuando inhibieron estas neuronas, los ratones perdieron lastendencias agresivas.
«Nuestros resultados en ratones imitan los patrones de aumento de la agresividad observados en los pacientes durante la puesta de sol – concluye Saper –. Esta nueva investigación sugiere que esta vía puede verse comprometida en las enfermedades neurodegenerativas. Examinar los cambios en los pacientes podría proporcionar una idea de las futuras intervenciones que podrían mejorar en gran medida su calidad de viday la de los cuidadores por igual”.
Juan Scaliter