Desde el año 1274, fecha en la que la Torre de Pisa comenzó a inclinarse, esta construcción ha soportado el embite de numerosos terremotos. Cuatro de ellos de gran intensidad. Y dada su inclinación, lo lógico sería pensar que esos seismos podían haberla derribado o, como mínimo, haber dañado su estructura. Pero no ha sido así. La Torre se ha mantenido intacta en lo que ha constituído uno de los grandes misterios de la historia de la arquitectura.
Pero, ahora, un equipo conjunto de las universidades de Bristol y Roma ha logrado desentrañar dicho enigma, y explicar cómo la Torre de Pisa ha conseguido resistir el embite de los terremotos. Y ha sido debido a un fenómeno que los arquitectos e ingenieros conocen como interacción dinámica suelo-estructura. Y que es curiosamente, la misma razón que provocó su inclinación.
El suelo sobre el que está edificada es muy poco estable, y eso motivó que la Torre perdiera su equilibrio. Pero, tal y cómo explican los autores del estudio, esa poca estabilidad del suelo (combinada con la altura y la rigidez del edificio) es la que permite que las características vibratorias de la Torre se modifiquen, de tal forma que no le afecta la resonancia causada por las ondas sísmicas.
«Irónicamente, el mismo suelo que causó la inestabilidad inclinada y puso la torre al borde del colapso, puede ser acreditado por ayudarlo a sobrevivir a estos eventos sísmicos», explicó George Mylonakis, uno de los ingenieros que han participado en el estudio.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López