Investigadores de la Universidad de Texas en Austin, liderados por Eric Anslyn, diseñaron una forma de detectar sustancias químicas peligrosas utilizando una plataforma compuesta por un smartphone y una caja hecha con Legos, que podría ayudar a las fuerzas de seguridad y a científicos a identificar agentes nerviosos mortales y difíciles de detectar como VX y sarin. La nueva metodología descrita en un artículo publicado en ACS Central Science, combina un sensor químico con fotografía para detectar e identificar diferentes agentes nerviosos: armas químicas inodoros e insípidas que pueden causar enfermedades graves y la muerte, a veces en cuestión de minutos.
A este dispositivo se le unen sensores químicos desarrollados en el laboratorio de Anslyn, que generan fluorescencia, clave para el análisis. Los diferentes colores y el brillo pueden indicar qué agentes nerviosos están presentes y en qué cantidad. Debido a que las diferentes categorías de estos químicos requieren distintos procedimientos de descontaminación y diferentes tratamientos para las víctimas, y porque las armas actúan rápidamente, estas variaciones son la clave.

«Las armas químicas son amenazas peligrosas para la humanidad – señala Anslyn en un comunicado –. La detección y la neutralización son clave para salvar vidas. Desafortunadamente, puede ser difícil ver las diferencias en el nivel de fluorescencia a simple vista en un estudio de campo. Y los instrumentos utilizados en el laboratorio para medir la fluorescencia no son portátiles y cuestan unos 20.000 euros. Este dispositivo esencialmente, toma fotografías de la luminiscencia”.

La cámara de un smartphone es lo suficientemente sensible para detectar las diferencias de color y brillo. El software, desarrollado específicamente, analiza el color y el brillo para identificar el tipo y la concentración del agente nervioso. El software se puede adaptar a múltiples sistemas operativos.

Pero los investigadores también necesitaban un espacio hermético para obtener una buena lectura en la cámara. Consideraron la impresión 3D, pero se dieron cuenta de que las impresoras 3D y los materiales utilizados en ellas pueden ser inaccesibles, desiguales o prohibitivos en algunas partes del mundo. Fue entonces cuando pensaron en usar Legos, ya que son exactamente iguales en cualquier lugar del mundo, son económicos y fáciles de transportar.

Juan Scaliter