CIENCIA

El caso del abuelo, su nieta y los brazos robóticos

El primer estudio sobre cómo las personas amputadas usan prótesis sensoriales avanzadas fuera del laboratorio, señala que los sujetos usaron la mano mecánica más regularmente y durante períodos de tiempo más largos en comparación con las prótesis tradicionales, y también informaron una mayor sensación de bienestar psicosocial.

El estudio, publicado en Scientific Reports, afirma que la retroalimentación sensorial, lograda mediante interfaces directas conectadas a los nervios, cambió fundamentalmente la forma en que los participantes los utilizaron “transformándose de una herramienta usada esporádicamente en una mano utilizada frecuentemente – señalan los autores en el estudio –. La prótesis con los sensores les permitió alzar a sus nietos, recoger flores, abotonarse una camisa o cortar tomates en rebanadas”.

Dos aspectos de la investigación lo distinguen de estudios previos: se realizó en el hogar sin restricciones sobre cómo se usaba la prótesis; y el impacto positivo significativo de la retroalimentación sensorial, tanto funcional como psicológica, que resultó del uso prolongado de la prótesis, señaló el autor principal Dustin Tyler. Y es que hasta ahora la rehabilitación protésica, y prácticamente todas las investigaciones que la rodean, se habían centrado principalmente en restaurar la función física, no en los aspectos psicosociales del uso de una prótesis

Los sujetos en este estudio utilizaron la prótesis sensorial por mucho más tiempo que la misma prótesis sin sensación. Uno afirmó que devolver el dispositivo sensorial una vez concluido el estudio fue «como volver a perder la mano».

“Además de llevar la mano artificial por más tiempo y para realizar más tareas diarias, los participantes mostraron mayor confianza en usarla para realizar tareas e interactuar socialmente con sus seres queridos – añade la coautora Emily Graczyk –. Estos impactos psicológicos y emocionales podrían ser críticos para mejorar la calidad de vida de los amputados”.
Uno de estos casos fue el de Keith Vonderhuevel, quien pudo volver a llevar en brazos a su nieta gracias a la confianza que le daba la prótesis.

Juan Scaliter

Juan Scaliter

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