El ingenio parece salido directo deuna obra de ciencia ficción. Una membrana autorreparable que actúa como un filtro inverso: bloquea las partículas pequeñas y deja pasar las partículas grandes.
«Los filtros convencionales, como los que se usan para hacer café, permiten el paso de objetos pequeños y mantienen contenidos de mayor tamaño”, explica la coautora del estudio, Birgitt Boschitsch, en un comunicado.
Sin embargo, el equipo liderado por Boschitsch desarrolló exactamente lo contrario, un material líquido estabilizado que filtra objetos más pequeños mientras permite el paso de los más grandes. La investigación fue publicada en Science Advances.
El equipo experimentó con líquidos por sus propiedades únicas.
«Si pones un dedo en un vaso de agua y lo sacas, la superficie del agua se autorepara”, añade el coautor Tak-Sing Wong.
Esta membrana hace lo mismo, pero a diferencia de los filtros convencionales, esta no separa los objetos por tamaño. En cambio, reacciona a la energía cinética de un objeto.
“Normalmente, un objeto más pequeño se asocia con menor energía cinética debido a su masa más pequeña – afirma Wong –. Entonces, el objeto más grande con una energía cinética más alta pasará a través de la membrana, mientras que el objeto más pequeño con menor energía cinética será retenido”.
Además, la membrana se envuelve alrededor del objeto a medida que pasa, lo que permite que la membrana se autorepare completamente.
«El filtro de membrana podría evitar que los gérmenes, el polvo o los alérgenos lleguen a una herida abierta, al tiempo que permite que el médico realice la cirugía de forma segura – señala Wong –. Esta membrana podría hacer esto posible».
«Mil millones de personas en el mundo todavía defecan al aire libre por muchas razones. Una de las razones es que las letrinas huelen mal – concluye Boschitsch –. Pero si esto pudiera aplicarse a esos baños, podría permitir que los desechos sólidos pasen a través de la membrana, mientras que los gases que causan el olor permanezcan atrapados”.
Juan Scaliter